martes, 3 de diciembre de 2013

Pablo Illanes,el nombre del terror chileno por Hernan Moyano





El presente del cine de horror Latinoamericano difiere mucho del que se vivía hace 10 años atrás. La cantidad de realizaciones de género que se producen en Latinoamérica se han multiplicado, como así también los festivales y muestras dedicadas a este tipo de cine. Hace unos pocos años atrás, era impensado poder pensar en una película de horror escribiendo su nombre entre las más taquilleras de países como Venezuela, Colombia o Chile. Hoy, esto se ha concretado con películas como la Venezolana, “La casa del fin de los tiempos” de Alejandro Hidalgo o la peruana “Cementerio General” del director Dorian Fernandez Morris o “El Paramo” de Jaime Osorio Marquez, entre otras. Varias de estas producciones ha logrado incluso, vender sus derechos para remakes para otras cinematografías con industrias mucho más desarrolladas a nivel comercial. Tambien era impensado que cada uno de los países de Latinoamérica, Centroamérica y el Caribe, tuvieran un festival o muestra dedicada íntegramente al cine de género y con espacios destacados para producciones de otros países de la región. Hoy, esto se ha concretado. La aparición de la primera antología del cine de horror Latinoamericano y del Caribe (Rosana Díaz-Zambrana y Patricia Tomé), es otro síntoma del crecimiento de la producción en nuestro idioma. Chile, ha sido desde hace muchos años, uno de los países con mayor producción de este tipo de proyectos. Directores como Jorge Olguin han estado dedicados al género y hoy por hoy, cuentan con una amplia filmografía en su haber. Otro de los directores y guionistas destacados del país hermano, es Pablo Illanes. Pablo ha desarrollado su carrera como guionista y realizador, con series, novelas y largometrajes que han esquivado los tópicos y han sido destacadas por lo arriesgado de sus temáticas y por lo innovadoras de su parte formal. Desde aquí, tuvimos la suerte de poder entablar un contacto con él y consultarlo acerca de algunos pasajes de su extensa carrera, para poder entender su forma de trabajo, sus obsesiones y el origen de su pasión por el cine. 

¿Cómo te vinculaste con el mundo del cine? ¿Tu fascinación viene desde cuándo?

Nunca me vinculé con el cine porque siempre estuve conectado con él. Empecé a escribir muy chico, pero desde los 18 lo hago más o menos profesionalmente, como pueda y en lo que pueda. El cine siempre ha sido mi única fuente de inspiración. Más que la tele o la literatura, las películas han sido el punto de partida de todo lo que hago o dejo de hacer. Quizás por eso mismo siempre he tratado de avanzar un poco en el tono de las historias y en la forma en que se desarrollan. Nunca he creído en lo clásico, me parece que los relatos que más me han inspirado son más audaces, más atrevidos, no sólo porque tocan otras fibras, también porque están planteados estéticamente de otro modo.

Desde tus inicios como guionista de novelas, te inclinaste por un perfil de historias más radicales y atípicas, escapando al tópico y tomando riesgos. ¿Por qué decidiste tomar ese camino y como ves en retrospectiva esa etapa de tu carrera?

No soy consciente de esta búsqueda nunca, para nada. Siempre creo que pienso en mí como espectador y, claro, como espectador tengo esta costumbre de buscar lo nuevo.

¿De dónde sacas las ideas para tus proyectos?

Las ideas siempre están ahí, dando vueltas. Lo bueno es que mutan, se transforman en otra cosa y uno va descubriendo el potencial de las historias con el tiempo. Mientras más tiempo, más posibilidades de escribir una obra maestra. Siempre quise dirigir, incluso antes de empezar a escribir. 

Luego de tu etapa como guionista de novelas, decidiste incursionar en el cine. ¿Crees que era un paso lógico? ¿Te tomo mucho tomar la decisión de dar este salto?

Como muchos de mi generación, hacía películas cuando las cámaras eran enormes e incómodas y les ponía canciones de Depeche Mode ignorando que existía el mundo terrible de los derechos musicales (mundo que todavía no entiendo). Yo creía que bastaba con elegir una canción, ponerla en tu película para musicalizar un crimen y listo.
Las ganas de hacer películas siempre las tuve, pero, claro, las tecnologías se fueron haciendo más sencillas y el tiempo también te va dando más seguridad.

¿Por qué elegiste el género de horror? 

Sabía que tenía que hacer películas de terror, que son las que me gustan y apasionan, por las películas de terror soy capaz de cualquier cosa: caminar cuadras, madrugar, esperar, lo que sea. Escogí el terror porque me interesa como género y como formato, creo que te ofrece la libertad para jugar de una forma única. El cine de terror bien hecho no sólo puede asustar, también puede iluminar algunos aspectos de la naturaleza humana que uno no conocía. Sé que eso es así porque mi vida no sería la misma si no hubiera visto El bebé de Rosemary, El resplandor, Carrie o Cannibal ferox.

¿Cómo ves el panorama del cine de horror en Latinoamérica y sobre todo la producción nacional?

 Me gusta lo que se está haciendo actualmente en Latinoamérica en cuanto a cine de horror. Sé que se filma mucho, lo que me gustaría es poder acceder a esos títulos más fácilmente, en una suerte de cineclub tipo Cinemageddon o Karagarga. Hay muchas películas que ver. Por lo general veo casi de todo. El 50 por ciento de lo que veo es cine de género, antes me preocupaba de ver todo lo que encontraba, ahora ya no, veo sólo lo que viene recomendado o lo que, por alguna razón, me interesa, ya sea por un director, una nacionalidad (veo todo el cine de horror francés que aparece, Haute tension y L'interiuer me paralizaron) o un director de foto que me guste.

¿Qué tipo de películas te gustan? ¿Cuáles son tus directores y películas preferidas?

De directores, bueno, los franceses, claramente. Me gusta mucho Polanski, Cronenberg, Carpenter y Romero. A Tobe Hooper ya no le creo nada (aunque el remake de The toolbox murders lo disfruté, debo decirlo). Me encanta Larry Cohen porque escribe y lo hace maravillosamente. Si uno revisa su carrera todo lo que ha hecho tiene un sello personal, incluso sus películas menos conocidas. Me entusiasma mucho la carrera de Jesús Franco, lo he seguido desde hace mucho tiempo (una vez estuve a punto de entrevistarlo en Málaga y luego no pude), creo que era un visionario con un sentido extraordinario del espectáculo. Hay un género que me apasiona, el giallo. Me gusta mucho Sergio Martino, encuentro que es el mejor de todos. Argento me gusta, lógicamente, como a todos, pero también como a todos creo que perdió mucha energía en la última década. Su última película, Drácula 3D es una vergüenza. Cuesta pensar que es el mismo que dirigió Profondo rosso o Inferno. 

Lograste excelentes críticas por tu trabajo y el reconocimiento por parte de tus pares, la crítica y el público. ¿Cuáles son tus desafíos personales en esta etapa de tu carrera? 

En esta etapa lo que me gusta es poder compatibilizar el trabajo más comercial con los proyectos personales. O sea, la tv y el cine. Hasta ahora, al menos, ha resultado. 

¿Cómo surge la idea de “Prófugos”? 

La idea de Prófugos es de Pablo Larraín. Él me invitó a participar el año 2007 y empezamos a escribir la primera temporada. Ha sido un trabajo muy intenso, a ratos complejo, lleno de desafíos en términos de guión. 

El éxito de “Prófugos” ha dado pie a una segunda temporada. ¿Que nos podes adelantar?

Ahora comienza la segunda temporada y está mucho mejor que la primera, en mi opinión. Nos preocupamos especialmente de darle verosimilitud al relato, de inspirarnos con el mejor cine de acción y de tratar de sorprender en cada capítulo. Creo que hay algunas secuencias que serán de antología, pero no puedo contar cuales. Aprendí mucho escribiendo Prófugos, principalmente por la acción. Al momento de sentarte al computador uno no siempre sabe cómo describir un tiroteo a lo Michael Mann, con mucho detalle. Lo mismo con las explosiones, choques, atropellos, torturas y crímenes varios... 

¿Te gusta el formato serie? ¿Cuáles son tus preferidas?

Me gustan las series, creo que son el formato perfecto para profundizar más allá de una película. Me gusta Breaking bad, American Horror Story, Motel Bates, Hannibal...

¿Pensas seguir ligado al cine de género? 

Pienso seguir ligado al género, al menos hay dos proyectos de largometrajes para el próximo año y los dos son de suspenso/terror. El primero es No tengas miedo, una historia de fantasmas. Y el segundo es Sala de ensayo, un giallo sicológico sobre actores preparándose para el rodaje de una película.


 ¿Cómo es la relación entre tus colegas que también están produciendo género en Chile?

Con los compañeros dedicados al terror nos llevamos muy bien. El cine, la verdad, es una colaboración eterna, a diferencia de lo que pasa en otros medios.

Contanos un poco de “Videoclub”. ¿De qué se trata, como fue el rodaje y cuándo podremos verla en Argentina?

Videoclub me tiene muy contento, estamos a punto de terminarla. Se trata de Miguel, un director de cine/dependiente de videoclub que hace películas de culto donde su hermana, Tati, muestra las tetas. Miguel se enamora de una chica que no le da bola, sus padres lo joden porque explota a la hermana y en medio de todo este caos estalla el verdadero caos: una crisis de salud que transforma el barrio en un campo de batalla, convirtiendo a vecinos y socios del videoclub en seres violentos. Se estrena en Chile el 23 de enero y esperamos poder presentarla en el resto de Latinoamérica.

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